jueves, 15 de septiembre de 2011

EL OTRO SAQUEO INGLÉS


Nota escrita por Federico Bernal para "El Argentino":

Libia por un lado, Malvinas por el otro. Dos caras de una misma moneda. Ahora se entiende que un asesor petrolero experto en Malvinas haya estado en el despacho de la “Dama de Hierro” cuando esta declara la guerra a la Argentina en 1982. En fin, siglos de experiencia pirata no son en vano.

Trece años después de transcurrida la primera perforación exploratoria en el off shore malvinense (a cargo de Shell), la operadora Rockhopper anunció ayer que comenzará la extracción de crudo en 2016.
Así se desprende del comunicado oficial Nº 1841O, que viene a ratificar la viabilidad comercial del pozo descubierto en Sea Lion, hallazgo que data de mayo de 2010. El yacimiento confirmado presenta un volumen de 350 millones de barriles, esto es, un volumen técnicamente recuperable luego de aplicado un factor de recuperación del orden del 30 por ciento. La extracción demandaría una inversión de U$S 2000 millones y comenzaría en 2016. Pero hay mejores estimaciones de crudo. Por un lado y según informaciones previas de la misma operadora, un escenario máximo de extracción rondaría los 434 millones de barriles. Y por el otro lado, se espera que el Complejo Sea Lion –del que el pozo descubierto forma parte– aun dé para mucho más. En efecto, de las nueve perforaciones realizadas en la Cuenca Norte entre 2010 y lo que va del corriente año, seis de ellas se concentraron en un área de aproximadamente 90 km² (la mitad de la superficie de la Capital Federal). En el menor de los escenarios, Rockhopper espera extraer de allí unos 608 millones de barriles.
¿Qué significan estas cantidades? Para la Argentina implicaría acrecentar su escaso horizonte de reservas comprobadas de 6 a 8-9 años. Para el Reino Unido, representaría ahorrarse importaciones de este hidrocarburo por una década, con un ahorro (al precio actual del barril) equivalente a U$S 60.800 millones. En suma, el plan de modernización económica de las islas iniciado por la Corona a mediados de los ’70 está a un paso de concretarse.
La sustitución progresiva de la lana por los recursos pesqueros primero, y los minerales e hidrocarburos después, fue una pieza clave en el sostenimiento socioeconómico del enclave colonial y su defensa militar, una vez concluida la conflagración. Porque si bien la explotación dista de haber comenzado, el gobierno de las islas así como buena parte del presupuesto de defensa vivieron y mucho de las licencias exploratorias. Es por este motivo pues, que con la confirmación comercial del petróleo argentino en Malvinas la afrenta británica cobra nueva dimensión y trasciende el plano energético y geopolítico para adentrarse en el plano de la seguridad nacional argentina y de la Unasur.
La explotación petrolera, la riqueza en juego y toda la actividad comercial y económica directa e indirectamente vinculada que la antecederán y secundarán, profundizarán el interés británico por las islas, a la vez que la rearmarán militarmente.
En línea con la posición que el país viene desplegando desde 2003 en relación a la cuestión de la soberanía en Malvinas; en sintonía con lo que viene siendo el restablecimiento de nuestros mejores éxitos y posicionamiento diplomático al respecto, se impone pasar a una nueva etapa en materia de reclamos y medidas punitorias hacia la potencia invasora.
Si logramos convertirnos en un ejemplo mundial en materia de recuperación socioeconómica, sin duda que también tenemos las cualidades y el coraje para convertirnos en ejemplo mundial de cómo contrarrestar y terminar de una buena vez y para siempre con las acciones unilaterales y violatorias de las resoluciones de las Naciones Unidas por parte de los poderosos, con el pillaje internacional y con el colonialismo decimonónico y genocida.

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