jueves, 6 de diciembre de 2012

LA CUMBRE IBEROAMERICANA 2012: LOS DEFENSORES Y LOS DETRACTORES DEL AJUSTE


Por Alejandro Rodríguez para la Revista Integración Nacional

En 2007, la cumbre Iberoamericana tuvo un color distinto a la de 2012. España tenía muy poco interés en modificar su relación con los países de Latinoamérica, pues no tenía la necesidad. Al día de hoy, la crisis ha mellado en la economía española y la gran intención de España es hacer negocios con nuestra región para tratar de zafar de la crisis. Pero nuestra historia nos ha enseñado cuales son las causas, las consecuencias y algunas de las soluciones reales a la decadencia que está atravesando el viejo continente.



El objetivo de los anfitriones de la Cumbre Iberoamericana 2012, el rey Juan Carlos y el presidente Mariano Rajoy, fue el de establecer con el cono sur grandes negocios con la finalidad de hacer retroceder la crisis que atraviesa este país. La intención está basada en la cooperación de los países suramericanos para la creación de empleo, impulsar el desarrollo de infraestructuras y fomentar la expansión internacional de las PyMEs como motor del crecimiento.

La respuesta de los diferentes representantes de las comitivas suramericanas no difirió de tomar en cuenta estas alternativas para entablar negocios con España. Pero la “discusión”, si se quiere, estuvo acalorada en otro aspecto.

Consultado al respecto de las medidas de austeridad aplicadas en España, durante uno de los eventos posteriores a la cumbre, Mariano Rajoy dijo: “Creo que España tendrá crecimiento positivo en 2014. Mi objetivo es el crecimiento económico y la creación de empleo. Creemos que las reformas que hacemos serán buenas en el medio y largo plazo”.

Podríamos citar aquí textualmente muchas de las declaraciones al respecto de la defensa que hace y ha hecho, en este caso, Rajoy de las medidas de ajuste que se vienen aplicando en España. Lo importante aquí es que ni el rey ni el presidente pretenden desviar el camino que le señalan los altos círculos de los intereses financieros en Europa.

La contracara de ello durante la cumbre fueron las declaraciones de Dilma Rousseff y de Rafael Correa, fundamentalmente, como el eje de la postura de suramérica al respecto de la política europea.

Rafael Correa dio un discurso (veasé la nota del diario Público.es “Cómo contar la crisis española hablando de Ecuador”) en la facultad de Pablo de Olavide de Sevilla, donde fue aclamado por los estudiantes. Allí señaló que "no venía a dar consejos al Gobierno español de cómo salir de la crisis sino a describir lo que había pasado en su país". Pero sus palabras estuvieron cargadas de un fuerte paralelismo entre lo ocurrido con la historia de Ecuador y la actualidad española.

Hablando del camino económico previo a su presidencia dijo que "fue el de las privatizaciones, las desregulaciones y los recortes sociales, predicados por el consenso de Washington, la biblia del neoliberalismo para América Latina […] Nos impusieron leyes que decían que impulsaban la competitividad y la flexibilidad en el trabajo, lo que es lo mismo que explotar a los trabajadores".

Correa entiende perfectamente quienes son los enemigos de las clases postergadas de Europa y del desarrollo de los países periféricos; señaló: "La burocracia financiera internacional cuando tomas decisiones no está pensando en solucionar vuestro paro, está pensando en el pago de la deuda".

Rousseff fue un poco menos sutil: “La experiencia demuestra que cuando la austeridad es exagerada se derrota a sí misma”. A su juicio, “la retirada de derechos no puede ser la única respuesta para una crisis de deuda” y que “austeridad y crecimiento”, no es sino “un falso dilema”. “Si todos hacen ajustes de forma simultánea, se conduce a la recesión, sería una estrategia perversa” destacó dejando, al igual que Correa, un claro mensaje a la cúpula del poder europeo sobre su opinión sobre la austeridad fiscal.

Rousseff y Correa conocen esto y surge de sus declaraciones lo siguiente: España podrá establecer todos los negocios que quiera, instalar las empresas que quiera y participar de todos los mundiales, pero el ajuste tiene un solo resultado.

En 2007 fue célebre la frase del rey Juan Carlos “pero por qué no te callas” dirigida hacia Hugo Chávez, cuando el presidente de Venezuela le reprochaba al que fuera el presidente de España en aquel entonces, José María Aznar, sobre la participación de su gobierno en las intrigas que llevaron a cabo el intento de golpe de Estado de 2002 sobre Chávez. Cuando Daniel Ortega hablaba de la participación fraudulenta de las empresas españolas en las privatizaciones en Nicaragua, el rey se paró y se fue en medio del discurso. A la finalización de la cumbre, que se desarrollaba en Chile, se entonaron las estrofas del himno de dicho país; su majestad nuevamente, se retiró en medio del acto.

En ese tiempo, España no parecía estar interesado en tener buenas migas con nuestra región. Pero en aquel momento, España no había atravesado una crisis como la que atraviesa ahora. Sin embargo, no solo debería buscar mejorar las relaciones comerciales, sino buscar ejemplos y consejos en nuestras tierras de cuáles son las políticas que permiten dejar la crisis atrás, dejando el camino del ajuste de lado.

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